Tercera semana del programa mitad experimento sociológico mitad Badoo en el que hemos conocido a la quinta pareja, visto la relación paternofilial de Jesusín y Jesusón, la poca magia de Marie y Jonathan y al declive de Jordi como macho alfa. Bueno… y alguna perla del amigo de Jaime.

Rafa y María

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Para estos casos debería hacerse un sorteo amañado como en la Champions League. Nunca deberían emparejarse dos personas de la misma comunidad. Está claro que el amor puede estar en cualquier sitio pero si vives encima de una tienda de ultracongelados de Lugo siempre mola más encontrar a tu valentín en el fumadero de crack de la estación de autobuses de Casteldefells o en la puerta de un gloryhole de un restaurante de carretera en Valencia de Don Juan.

Juntar a dos andaluces como juntar a dos gallegos como hacerlos dos murcianos  es algo que dejamos para estúpida e innecesaria vida real de la gente como tú y como yo. Bueno, más como yo… Aquí queremos espectáculo.

Si te vas a follar a alguien en plan Badoo cuantas hasta el último kilómetro para saber si coges el coche y te lías dos horas y media por carreteras comarcales. ¿Por qué? Porque como diría Pedro, más vale una pensión Loli a mano que una doble fofisana de Ivonne Reyes con peaje en Briviesca.

Familia de María vs Familia de Rafa

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Ha sido un Street Fighter vs Tekken vs Marvel vs Capcom en toda regla. Podías escoger a cualquier de los allí sentados, enfrentarlos y saldría un buen combate. Cada uno con su golpe especial: los de Rafa con el «cansino golpe de salero» y los de María con la «patada clasista de estudios».

El significado «de tener estudios» se escapa a una reflexión más profunda y filosófica de lo que se podría dar en un blog como esta y seguramente de la que pueda ofrecer un espectador como yo. Algo así como ver Interstellar fumando en pipa.

Sin entrar a valorar los clichés de toda la vida: «Los trabajos de esfuerzo físico son para los tontos y los de poso intelectual para los listos». Me atrevo a decir que tiene mucho más valor como estatus social actual el ser un atleta a nivel nacional (incluso al nivel de Vanuatu) que el estudiar educación infantil (que me perdonen mis amigas educadoras infantiles, que diría el amigo de Jaime)

María y Jordi

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Creo que Jordi se equivoca. Mira que es un tío que me cae bien y creo que a ella le gusta él pero… hace todo lo posible por sabotearse. Es de esas personas que cuando comienzan a hablar sabes que va a cagarla en cualquier momento. Te proporciona incluso, vergüenza ajena.

Mi consejo es el de Ross Geller cuando se blanquea los dientes para una cita. El silencio, esa gran arma de seducción.

Fallos que le veo. Así, a vuela pluma:

  • Habla en tercera persona. Si no eres Aída Nizar, el coach de alguien o un escritor de libros de autoayuda, es sin duda un recurso para perder amigos y credibilidad.
  • Tiene demasiados «dejes» a lo Rafa Mora. Esa forma mecánica de expresarse le hace ser una imitación.
  • Trata a María como una amiga. No parece una chica de muchas luces, un «te quiero», un aguantar una tarde de compras, un llevarla a un restaurante que no parezca sacado del universo de una tubería de Mario Bros o de cuaquier película de Fellini…

Ella gana puntos mientras él los pierde. Ver algunos momentos de ayer te hacía sentir auténtica angustia. Cada frase de Jordi era ver pasar tu adolescencia de «paja, paja, casi mojo, paja».

Salvo cambio radical de él (que tampoco necesita tanto para tenerla contenta) se vislumbran más sombras que claros.

Jesusín y Jesusón

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Su relación de padre e hijo marcha viento en popa. Jesusón ya parece que ha pensado en que colegio hacerle la matrícula a su Jesusín para que no pierda horas lectivas mientras se desarrolla el programa.

Fuera de eso, son posiblemente la mejor pareja cómica en las tres ediciones del programa. No me costaría imaginarlos de gira por diferentes centros cívicos representando la obra «Piececitos», la historia de un pequeño ogro al que el dolor de pies ha apartado de la sociedad y su fiel vasallo que intenta recuperarlo para el mundo.

Hay cero morbo y sexualidad, como si un berberecho quisiera montárselo con el Capitán América, mientras  Teresa de Calcuta y José Luis Garcí miran  desnudos untados en nata desde un rincón clandestino de la habitación.

El inglés de Jesusón me hace sentir fuerte para tener algún día el B1 2. Se lo agradezco, así como el verle vestido de… eso.

Espero que llegue algún momento sexual divertido a lo Cuando Harry encontró a Sally

Ruth y Jaime

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Lo más decepcionante de la noche. Posiblemente por su poco protagonismo. Creo que es necesaria la figura de Pulpillo, el amigo de Jaime. Tendría que ser una suerte de Trancas y Barrancas. A cada frase de la pareja debería responder él con un chascarrillo. Deberían incorporarlo a cada viaje que hagan. No se me ocurre mejor guía, comandante de avión, profesor, chamán que el bueno de Pulpi.

No se han abierto nuevos caminos. Por lo que esperemos nuevos acontecimientos. Una intuición: Jaime

Marie y Jonathan

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El antónimo de Marie como hombre es Jonathan y viceversa. Eso es así. Ayer, el hombre de los tatuajes soltaba esa frase tan poco socorrida de «Los polos opuestos se atraen», solo superada por «lo dejamos de mutuo acuerdo» y al nivel de «se me acabó el amor de tanto usarlo».

No es cuestión de que te guste el reguetón o el country, la crema de hierbas o la soda. El problema es que cuando Marie viene de empalmar todo el día de marcha y se ha recorrido el camino de Santiago en afters hasta las seis de la mañana, Jonathan sale a correr después de haberse tomado sus rutinarios compelementos vitamínicos.

En mundo (como diría Forrest Gumpt) perfectamente perfecto, ni siquiera deberían verse. Son como dos doctores de Urgencias, con turno de mañana y de tarde. Tú te vas y yo entro, tú has curado una clavidea y yo un resfriado, yo he dado con la cura para la gonorrea del paciente de la cinco y tú has extraido diamantes del recto de la yonki de la cortina 3. Te veo cinco minutos en el cambio de turno y ya.

Se ve todo tan forzado como una pizza de piña y melocotones. Una caricia, un beso, un roce… cuesta creer que eso se active en algún momento.

Cuesta creerlo sin que aparezca el italiano en escena (espero que se guarden ese giro de guión)

En el próximo programa…

Acariciando mi vena estilista y puede que ubersexual me atrevería a decir que el vestido de novia de la última pareja puede ser lo más hortera que se ha visto en televisión después del programa del Padre Apeles.

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